Se ha anunciado en el último tiempo la caída de empresas que representan una importancia para la comunidad, ya sea por la cantidad de personas que emplean, por el desarrollo de productos en forma local, o bien porque su larga data las ha posicionado como un referente de tradición.
En particular, la industria del azúcar ha venido sorteando, desde hace varios años, una serie de situaciones que la han ido deteriorando, tales como la reducción de su consumo y mayores impuestos. También se ha visto mermada por el efecto de los trader internacionales, que han permitido un mayor ingreso de este producto a los importadores, a mucho menor costo.
Todos estos factores ya adelantaban un camino complejo. Hace dos años se cerraba una de las plantas de Iansa, y su efecto fue una importante disminución en el área destinada a la siembra de remolacha. Pese a los esfuerzos de todos los actores de este mercado, el Directorio tomó la decisión de cerrar otra de las más importantes procesadoras.
Siendo este el panorama general, deviene la necesidad de tomar medidas para hacer remontar el negocio o, en todo caso, para aminorar la pérdida.
¿Es recomendable mantener una empresa que enfrenta un estado de insolvencia?
Si la empresa es viable, reorganizar sus activos y pasivos, reducirse, puede constituir una solución a mediano plazo.
En otro escenario, la continuación provisional de las actividades económicas de la empresa deudora, permitiría en algunos casos que el porcentaje de recuperación fuera mayor. Estimando el mantenimiento del giro, en atención a la naturaleza de los bienes producidos, éstos podrán venderse a precio de mercado y no ser rematados en un procedimiento de liquidación concursal (quiebra). Asimismo, mantener en funcionamiento la fábrica, resulta más atractivo para llevar a cabo su venta como unidad económica. De esta forma, el apoyo de los acreedores cobra especial relevancia para sustentar un acuerdo que impulse al deudor a conservar sus negocios de manera de esperar un mayor recupero. Se requiere de su crédito, <<creer>> en que las obligaciones que ha contraído el deudor podrán ser cumplidas.
Sin embargo, mantener artificialmente el giro de la empresa cuando no hay mercado, es una demora que puede aumentar la pérdida tanto para los trabajadores como para sus accionistas.
Los sectores agrícolas destinados a la cosecha de remolacha, buscan nuevas plantaciones. La economía va cambiando e incorpora a otros actores con otras formas de hacer comercio, como la fruticultura estacionaria, por ejemplo.
Hoy, para algunas de estas compañías, se ha mostrado un comportamiento de mercado que no parece superable. Por lo tanto, destinadas a su ocaso, la mejor estrategia pareciera ser permitir un cierre formal y rápido. Retirarse a tiempo, permite al empresario reemprender y rehabilitarse comercialmente, para eso tenemos un procedimiento de liquidación concursal.
En definitiva, lo importante es saber cuándo y dónde tomar los riesgos, estudiar quién los avala, hacia dónde se dirigen las inversiones, y cómo aseguro mi crédito en caso de que todo lo anterior falle.