La economía es, desde hace décadas, un fenómeno global e interconectado. Por eso existen cientos de oportunidades para expandir tu negocio fuera de las fronteras nacionales y dar el salto a la exportación.
Muchos dueños de pequeñas empresas evitan exportar debido a los altos costos que esto trae aparejado, o porque el proceso parece demasiado complejo. Sin embargo, no solo las grandes compañías pueden hacerlo: si se toman los recaudos necesarios y se desarrolla un plan concreto y bien estructurado, cualquier empresa puede crecer hasta niveles que nunca hubiera imaginado.
Con una pequeña inversión inicial, los beneficios para tu negocio pueden ser significativos. Expandir tus productos y servicios a los mercados internacionales puede ayudar a proteger a tu compañía de las crisis locales, gracias a la diversificación del riesgo. La exportación, además, puede aumentar tu capacidad para competir en tu país: el conocimiento de tus productos y servicios será mayor y aprenderás nuevas formas de ofrecerlos y promocionarlos.
Eso sí, convertirse en un exportador exitoso requiere el compromiso de los recursos, tanto humanos como financieros, así como una sólida investigación de mercado y un plan de expansión concreto.
Si te estás preguntando: “¿Cómo empezar a exportar?” estas son las claves para dar el salto a exportar.
Identificar el mercado objetivo
Para los dueños de negocios en busca de oportunidades globales, la investigación de los principios clave y la legislación de exportación es vital para obtener una comprensión del mercado y el alcance de la expansión.
Lo ideal es apuntar a países donde existan acuerdos comerciales, ya que brindan un entorno más seguro y predecible para las pequeñas empresas. Los acuerdos también pueden hacer que tus productos sean más competitivos en costos.
Resulta fundamental evaluar si tus objetivos de exportación son claros y medibles e investigar si existe una demanda de tu producto en el mercado al que apuntas.
Evalúa si tu empresa tiene los recursos financieros para el desarrollo adicional del mercado y recursos humanos suficientes para satisfacer un aumento en la demanda del producto. Es probable que debas visitar con cierta frecuencia el país al que quieras exportar.
Analizar tu oferta y la de la competencia
Antes que nada, asegúrate de que tu producto sea compatible. Verifica las regulaciones y estándares del país al que apuntas. También resulta importante comprobar si tus productos necesitan una licencia especial en el país al que quieres ingresar.
Por otra parte, las empresas que tienen un buen historial de exportación ya suelen ser exitosas en su propio país. Para dar el salto a la exportación, lo ideal es estar disfrutando de un aumento de ventas en casa.
Investiga si tus competidores ya están exportando, así como quiénes serían tus rivales locales en esos nuevos mercados. Estudia qué hacen, cómo promocionan sus productos o servicios y más estrategias de negocio.
Protegerse ante el riesgo
La exportación de productos al extranjero también plantea riesgos financieros, de producto y operativos. Tomar las precauciones necesarias garantizará que puedas exportar tus productos de manera segura y sin problemas.
Asegúrate de estar cubierto: aunque no existe obligación legal de hacerlo, lo mejor es asegurar tus bienes. Para protegerse contra el riesgo crediticio, una opción es negociar el pago por adelantado o configurar el pago por etapas. Lo ideal, claro, es contratar una póliza de seguro de Crédito que permita disipar la incertidumbre y conseguir la certeza de asegurar tus ventas.
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