Tras décadas de relativa estabilidad de los precios a escala global, en los últimos meses la inflación volvió a aparecer en la agenda económica de decenas de países. La mayor emisión monetaria adoptada como reacción a la pandemia, sumada a la escasez y la incertidumbre por la guerra en Ucrania, entre otros factores, hizo que los precios se disparen a niveles que no se veían desde hace mucho tiempo. También en Chile, donde la subida interanual alcanzó en abril un 10,5%, el primer registro de dos dígitos en casi 30 años.
Sin signos de ceder en el corto plazo, la tendencia parece crecer y, de su mano, se incrementa su impacto en organizaciones, en especial en las pequeñas y medianas empresas (Pymes), generando dolores de cabeza a sus propietarios por una serie de factores.
Pero, ¿cómo afecta la inflación a las Pymes?
Escasez de insumos
Un problema común es que materias primas y otros insumos fundamentales para la cadena de suministro son más difíciles de encontrar, lo que provoca alteraciones en el normal funcionamiento de cualquier compañía.
Costos más altos
Como simple consecuencia de la ley de oferta y demanda, los insumos que sí están disponibles cuestan más caros que antes.
Menor margen de ganancia
Pese a que la mayoría de las empresas no tiene más remedio que aumentar los precios de sus productos para compensar la suba de suministros, las materias primas o servicios necesarios y los desajustes constantes en los valores pueden derivar en menores márgenes de ganancia e incluso en la pérdida de clientes.
Menor acceso a capital
Una de las cuestiones que más afecta producto de la inflación es el acceso a nuevo capital. Es de suma importancia vigilar las tasas de interés y su influencia dentro del sector financiero. Planificar correctamente y saber cuándo acceder o no a un préstamo o crédito es vital para una pyme.
Ante esta situación, el líder de una empresa debe adelantarse a los problemas, tener en cuenta el posible impacto de la inflación y bajar los niveles de incertidumbre para mantener (e incluso mejorar) los márgenes de rentabilidad en el mediano plazo. Existen varias formas de conseguirlo.
¿Cómo proteger a una pyme de la inflación?
Buscar la manera de ahorrar costos
Modificar el inventario puede ser una oportunidad para ahorrar costos. Algunas empresas eligen mantener un inventario mínimo, comprando la cantidad mínima que necesitan. En cambio, otros pueden abastecerse localmente, lo que podría ahorrar en costos de transporte de materiales y suministros.
Revisar cuidadosamente los costos de producción y pensar en formas de economizar permitirá ahorrar ante la incertidumbre y procurar que el costo real de la inflación se transmita lo menos posible al precio final de tus productos y servicios. Es decir, convertir una mala noticia en una ventaja competitiva.
Reconsiderar la estrategia de venta
La manera más fácil es trasladar los nuevos costos a los clientes, aunque también existe el riesgo de perder a muchos. Si hay productos que simplemente no pueden soportar un aumento de precio, diversificar las ofertas puede ser una solución. Esto se puede lograr anunciando una nueva gama de productos que brinden un margen de ganancia mayor, o dirigirse a un nuevo segmento de clientes que sea menos sensible a los aumentos.
Planificar con más anticipación
Resulta fundamental revisar las finanzas cuidadosamente. ¿Necesitará la pyme fondos adicionales en el corto plazo? Elaborar planes de emergencia ante diferentes escenarios puede ahorrarte muchos dolores de cabeza. Mejor prevenir que curar.
Protegerse con un seguro de Crédito
Proteger a tu negocio contra el riesgo de impago es esencial en un contexto inflacionario. Sea cual sea el volumen de facturación de tu empresa, los seguros de Crédito aportan la certeza de asegurar tus ventas.
Este producto incluye el análisis de solvencia del cliente y la gestión de recuperación de la deuda impagada.